¿Qué es la Química verde?
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) definió a la Química Verde como: “El diseño de productos y procesos químicos que reducen o eliminan el uso o generación de sustancias peligrosas. La Química Verde se aplica a todo el ciclo de vida de un producto químico, incluyendo su diseño, manufactura, uso y eliminación final.”[1]
La Química Verde consiste en desarrollar metodologías para modificar las sustancias y los procesos involucrados en el desarrollo de un producto, con la finalidad de reducir los riesgos a la salud y al medio ambiente.
La EPA menciona 12 principios que rigen a la Química Verde, estos principios establecen: una filosofía de prevención en todos los procesos, desarrollo de metodologías seguras para la síntesis de químicos tomando en consideración todos los componentes que lo integran, evitando la generación de derivados o reacciones químicas extras y generando sustancias de baja o nula toxicidad. También se plantea la generación de materias primas renovables y de productos biodegradables, de tal manera que al finalizar su función no persistan en el medio ambiente.
La liberación de sustancias peligrosas al ambiente, así como la exposición de seres humanos, flora y fauna a través de las emisiones al aire, descargas al agua o la ocurrencia de fugas y derrames, hace imprescindible el control óptimo de las sustancias químicas, dicho control debe enfocarse en la etapa del ciclo de vida en que se encuentre y el medio que afecta de manera significativa.
Algunos de los productos cosméticos y de aseo contienen químicos o son elaborados mediante procesos químicos. CANIPEC y sus empresas promueven la implementación de nuevas tecnologías, ingredientes y metodologías que implementen la Química Verde, así como la fabricación de productos de consumo que sigan siendo de bajo riesgo y de uso seguro con el consumidor y el medio ambiente.
En este tenor, el sector cuenta con gran cantidad de ejemplos de fuerte empuje hacia esta dirección. Una de las líderes del sector de Cuidado del Hogar, de origen estadounidense, ya ha logrado mejoras en sus procesos que van desde reducir en 20% el tamaño de cierto producto, generando 13% menos residuos sólidos en su ciclo de vida y consumiendo hasta 11% menos energía en fabricarlo.
Asimismo, una empresa de origen francés, líder a su vez del sector cosmético, tiene como objetivo para 2020 que el 100% de sus productos conlleven beneficios medioambientales, siendo su caso reconocido por la comunidad científica y registrado en publicaciones enfocadas a la sustentabilidad y la responsabilidad social empresarial.
Ambas empresas, con fábricas y centros de distribución en México, son ejemplo de la inclinación sectorial y de cómo esta cosmovisión global tiene a su vez impacto beneficioso en su aplicación local en cuanto a lo ambiental, sin entrar en lo referido a lo netamente social, donde a su vez destacan por el progresivo involucramiento de comunidades nativas en los procesos productivos, reactivando la economía desde lo local.